noticias, noticias y tips
Como dar el primer paso para meditar
La meditación como costumbre llevada a cabo diariamente durante largos periodos de tiempo conlleva múltiples beneficios a quienes la practican, entre los cuáles destacan:
- Mayor capacidad memorística
- Mayor capacidad de aprendizaje
- Más empatía con las demás personas
- Reducción del estrés
- Reducción del riesgo de depresión
- Mejora de la capacidad de atención y concentración
- Reducción de los procesos inflamatorios
- Reducción de la intensidad de los procesos dolorosos
- Mejor funcionamiento del sistema cardiovascular
Cómo aprender
Elegir la técnica. “Meditación” es un término paraguas para cientos de técnicas. Algunas son milenarias y su eficacia está validada por la tradición y la ciencia, mientras que otras son la invención de gurús ‘new age’ ansiosos por engordar su cuenta bancaria. Entonces, ¿cómo podemos distinguir entre ambas? Por ensayo, error y sentido común. Tenemos que probar diferentes técnicas hasta que encontremos la que mejor se adapte a nuestras necesidades. Al mismo tiempo, también tenemos que investigar la procedencia de cada una y las credenciales de su instructor.
Encontrar un lugar y tiempo para la práctica. La clave del éxito en la meditación es la constancia: meditar 15 minutos a diario es más eficaz que darse un atracón de tres horas una vez a la semana. Por eso es fundamental hacernos la vida fácil y crear las mejores condiciones posibles para desarrollar la práctica. Hay dos indispensables: un lugar tranquilo donde no nos molesten; y una hora del día en la que podamos incorporar fácilmente la sesión de meditación.
Adoptar una postura cómoda. La base de la meditación es una postura cómoda y erguida. Nuestro objetivo es sumergirnos en la práctica, por lo que necesitamos despreocuparnos del cuerpo mientras esta dure. Para ello no es necesario cruzar las piernas ni hacer gestos exóticos con las manos, sino que basta con sentarnos en una silla, un banquito o un cojín de meditación.
Relajarse. Si la postura son los cimientos de la práctica, la relajación física es el cemento que la sostiene. No podemos meditar con el cuerpo tenso, porque en vez de permanecer enfocados nos distraeremos con esa incomodidad. La solución es simple: invertir unos minutos en relajarnos antes de meditar.
Integrar la meditación en la vida. El secreto para progresar en la práctica es integrarla en la vida cotidiana. Por ejemplo, si estamos desarrollando atención plena al presente, el modo de integrarla consistiría en tratar de mantener ese estado mientras hacemos actividades como: practicar deporte, conversar con un amigo, pasear al perro, cocinar y comer, trabajar y pasar tiempo con nuestra pareja. De este modo, el entrenamiento y sus beneficios se extenderán desde la meditación sentada hasta llegar a permear todo el día.
Porque meditar es una inversión segura en nuestra salud, bienestar y desarrollo personal… pero siempre vamos a encontrar una excusa para empezar mañana. Por eso, lo mejor es ser osados, sorprender a nuestros viejos hábitos y dedicar hoy mismo 10 minutos a estrenar la práctica. Nuestro “yo” del futuro nos lo agradecerá.
Leave a reply